El pasado lunes inicié mi nueva andadura como colaborador en LGN Radio. Un nuevo programa al que llamamos "Juego de Cromos" en el que trataré de analizar el comportamiento de los actores políticos en un determinado asunto. Los textos que acompañarán cada podcast son el relato que confecciono para cada programa. Espero que os guste.
Juego de Cromos (01): Investidura de Pedro Sánchez |
Primera Investidura Fallida de Pedro Sánchez
Para entender la situación en la que nos encontramos tenemos que remontarnos a la primera investidura fallida de Pedro Sánchez en marzo de 2016. Recordemos que en la primera ronda de contactos del Rey para proponer candidato, Mariano Rajoy renunció intentar formar Gobierno pese a ser el partido político más votado. En una segunda ronda el candidato propuesto por el Rey fue Pedro Sánchez.
Ninguna de las sumas posibles daba Gobierno: PP + Cs (160), PSOE + Podemos (154), PSOE + Cs (129); salvo una gran coalición contra natura: PP + PSOE (209)
Pedro Sánchez en aquel momento optó iniciar conversaciones tanto con Cs como con Podemos. La suma daba Gobierno (194). La verdad es que se aventuraba poco éxito debido a las posturas confrontadas entre Cs y Podemos. Tan sólo les unía una alternancia en el Gobierno. Además, las presiones de los líderes territoriales del PSOE y las declaraciones de Pablo Iglesias inclinaban más la balanza hacia Cs. La cuestión catalana ya se encontraba en la agenda política. La noche electoral, Pablo Iglesias señaló que cualquier partido interesado en llegar a un acuerdo con ellos debería asumir, entre otras premisas, la consideración de España como país plurinacional en un encaje constitucional diferente, que incluyese un referéndum sobre la independencia de Cataluña.
En febrero de 2016 Pedro Sánchez y Albert Rivera firmaron un pacto de investidura al que invitaron a sumarse a Podemos. Pero Podemos rompió las negociaciones con el PSOE porque sus únicos planes pasaban por un Gobierno de izquierdas (junto con IU sumaban sólo 156, que junto con ERC, Compromís y EH-Bildu se llegaba a 171). El fracaso de ese pacto estaba garantizado y en la segunda votación PSOE y Cs sólo alcanzaron a sumar el voto de CC.
La primera repetición electoral e investidura de Mariano Rajoy
Se produjo entonces la primera repetición electoral y los españoles volvimos a ir a las urnas en junio de 2016. El resultado fue un Parlamento igual de fragmentado, pero el incremento en escaños del PP hacía imposible cualquier alternativa viable: PP + Cs (166), PSOE + Podemos (151), PSOE + Cs (116). PSOE + Podemos + Cs (183) seguía dando posibilidades, pero todos los puentes entre Cs+PSOE y Podemos habían sido rotos en la anterior legislatura. Cs buscando ser un partido útil, y al ver que el apoyo a Pedro Sánchez le había pasado factura en las urnas (bajó de 40 a 34 diputados), cambió su estrategia y apoyó al PP (a pesar de los juicios pendientes de corrupción) para tratar de garantizar la gobernabilidad del país; pero para eso era necesario también la participación del PSOE, bien con su apoyo, bien con su abstención. El PSOE de Pedro Sánchez decidió no sumarse a ese acuerdo y votar en contra de la investidura. Esta primera investidura fracasó (además de Cs el PP sólo consiguió los apoyos de CC, UPN y Foro – 170 votos)
Tras la investidura fallida el PSOE entró en una crisis profunda. Los críticos al Secretario General exigían que Pedro Sánchez dimitiera debido a los malos resultados electorales (los peores de la democracia). Coincidía además que estos críticos eran partidarios de garantizar la gobernabilidad de España y que el PSOE se abstuviera (la llamaban abstención técnica) para poder facilitar la formación de un gobierno del PP. El 1 de octubre durante un complicado y extraño Comité Federal, las tesis de Pedro Sánchez fueron derrotadas y dimitió como Secretario General.
Llegamos a octubre de 2016 y Mariano Rajoy volvió a presentarse a una nueva investidura. En la primera votación perdió (el PSOE votó en contra) y 48 horas después la inmensa mayoría de los diputados del PSOE se abstuvieron (Pedro Sánchez no participó en la segunda votación al entregar el acta tras la primera votación por no querer romper la disciplina de voto del Grupo).
Fin de la crisis del PSOE y moción de censura de Pedro Sánchez
En mayo de 2017 el PSOE fue por primera vez a un sistema de elección directa de su Secretario General (Primarias) para cerrar su crisis, y Pedro Sánchez se impuso a los otros dos candidatos, Susana Díaz y Patxi López, con el eslogan de “no es no”. La XII Legislatura comenzaba a dinamitarse. El PSOE volvía de nuevo a las tesis anteriores a la investidura y a no facilitar la gobernabilidad del país. No obstante, sí que apoyó al Gobierno en la crisis catalana tras el referéndum ilegal y Mariano Rajoy salvó su primera moción de censura al no apoyar el PSOE a Podemos.
Y llegó la sentencia de la Gürtel, justo tras la aprobación de un Presupuesto gracias al apoyo del PNV. Podemos lanzó la idea de una moción de censura siendo candidato Pedro Sánchez y no Pablo Iglesias. El PSOE recogió el guante y planteó la moción de censura sin saber si iba a triunfar. Sólo había una premisa: echar del Gobierno a un partido político que había sido condenado. A la moción de censura fueron sumándose el resto de partidos políticos: Unidas Podemos, ERC, PDCat, Compromís, EH-Bildu… dejando en 175 escaños la partida. Si PNV decidía apoyar la moción de censura ésta saldría adelante. Y así fue. Pedro Sánchez fue presidente sin comprometerse con nadie porque fue capaz de aglutinar el voto contra Mariano Rajoy (lo que no consiguió Pablo Iglesias en la moción de censura de 2017). Fue una moción de censura basada en la ética y no en un programa de gobierno. Ese fue su talón de Aquiles.
La maniobra de Pedro Sánchez, con la ayuda de Pablo Iglesias, dejó en fuera de juego a Cs. El que fuera su primer socio de gobernabilidad les había dejado fuera de la ecuación. Cs en aquel momento no tenía más opciones. Entendían que sus votantes no comprenderían que se pusieran del mismo lado de Podemos, ERC o PDCat. Y Cs se lanzó a intentar “sorpassar” al Partido Popular aprovechándose de su debilidad y ser durante meses los auténticos líderes de la oposición. Poco antes de la moción de censura todas las encuestas daban como primera fuerza política a Cs. La moción de censura cambió esa tendencia y el PSOE pasó a ser el partido “de moda”.
Rechazo de los presupuestos y nuevas elecciones
El 13 de febrero de 2019 el Gobierno Sánchez perdió la votación de unos presupuestos negociados con Unidas Podemos. Votaron en contra: PP, Cs, UPN, Foro y CC, pero además los partidos catalanes que habían apoyado la moción de censura: ERC y PDCat. Debido a la imposibilidad de aplicar ciertas reformas, el día 15 de febrero, el presidente del Gobierno anunció una convocatoria de elecciones generales del 28 de abril de 2019 tras un Consejo de Ministros extraordinario.
Las elecciones de abril de 2019, al igual que las anteriores, han estado muy polarizadas por la cuestión territorial. PSOE ha sido el gran triunfador en ambas pero siempre ha manejado cifras muy complicadas para poder formar Gobierno.
Los resultados del 28-A sólo daban posibilidades de gobierno a Pedro Sánchez: PSOE + UP (165); frente al bloque de la derecha: PP + Cs + Vox (147) pero ninguno de los bloques se acercaba a cifras que garanticen la gobernabilidad sin contar con los nacionalistas independentistas. Los desencuentros anteriores polarizaron las negociaciones para investir a Pedro Sánchez. UP ya no se conformaba con apoyar un gobierno del PSOE, quería formar parte de él. Pero este gobierno en coalición no garantizaba la estabilidad parlamentaria. Ese fue el motivo, y no otro, de por qué el PSOE no cedió lo suficiente en las negociaciones. Existía otra posibilidad que sí garantizaba estabilidad: PSOE + Cs (180) Pero Cs no movía ficha y el PSOE utilizó una estrategia de dilación en el tiempo de la investidura para aprovechar y valorar los movimientos que pudieran producirse tras las elecciones municipales y autonómicas de mayo. Aunque no se diga en público. La estrategia del PSOE en aquel momento pasaba por recuperar a Cs como socio preferente.
Elecciones europeas, municipales y autonómicas
En estas elecciones Cs siguió sin cambiar su estrategia. Se habían quedado muy cerca del PP y su aspiración era ser la primera fuerza política del centro derecha. El partido de la alternancia (ni rojos ni azules) aspiraba a recoger más votos del PP. Aunque no le fue nada mal en las elecciones municipales y autonómicas, no consiguió sus objetivos y no fue primera fuerza política de la derecha en ninguna comunidad autónoma (incluso en Madrid que en las Generales quedaron por encima, el PP les superó). La diferencia con el PP creció de 200.000 a 1’8 millones de votos.
Aprovechando este escenario, el PSOE buscó recomponer acuerdos territoriales con Cs. Madrid, Murcia o Castilla – León fueron claves para entender lo que pasó. Mientras que en Andalucía el discurso de Cs fue el de la alternancia, desalojar a un partido político que ya llevaba muchos años gobernando una comunidad (incluso ese fue el discurso en campaña de Cs en Murcia y Castilla – León, no así en Madrid) la cúpula de Cs decidió apoyar al PP en todas las comunidades autónomas donde se podía gobernar, sin menospreciar los votos de Vox. Esa situación arrinconó al PSOE a su única salida, la negociación con Podemos.
Pero Podemos no era suficiente para garantizar la gobernabilidad y el PSOE valoró que en las circunstancias actuales el apoyo de los partidos independentistas o de EH-Bildu podía suponer un precio muy alto a corto/medio plazo. Aún así inició negociaciones con Podemos al tiempo que lanzaba mensajes exigiendo responsabilidad al PP y a Cs (máxime cuando la ultraderecha había conseguido entrar en el Parlamento); la misma responsabilidad que le exigieron al PSOE en la anterior legislatura. En realidad, ese mensaje iba dirigido principalmente a Cs. Pero Cs siguió en sus trece y no quiso mover ficha. El fracaso de la investidura estaba garantizado, puesto que PSOE no quería negociar con los partidos que eran claves para que saliera adelante: ERC y/o PDCat.
Nueva investidura fallida de Pedro Sánchez, nueva repetición electoral
Pese a no conseguir un acuerdo con Podemos, que no se movía de pedir un Gobierno en coalición, Pedro Sánchez forzó la sesión de investidura para, de esta manera, llevar al país de nuevo a una repetición de las elecciones. Las encuestas le eran favorables y existía una posibilidad de que la situación cambiara. Las encuestas ya apuntaban un retroceso de Cs y el freno del crecimiento del PP consecuencia de un Vox en alza. Sólo existía una incógnita: la sentencia del Procés. Pero el órdago ya se había lanzado. Estaban todas las cartas sobre la mesa y ya era imposible de dar marcha atrás.
La repetición electoral apenas varío cualitativamente la situación entre bloques, pero sí las posibilidades de gobernabilidad. La debacle de Cs y el crecimiento de Vox tan sólo dejan una alternativa a Pedro Sánchez: Unidas Podemos. Ya no había más disyuntivas. Salvo, como siempre, la gran coalición.
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