¿POR QUÉ HAY QUE SUBIR EL IMPUESTO DE BIENES INMUEBLES (IBI o Contribución)?
Relato utilizado para el programa de LGN Radio, "Juego de Cromos", que podéis escuchar en el enlace que está en la fotografía.
Juego de Cromos 02 - La Subida del IBI |
La respuesta a esta pregunta es muy sencilla de responder: Hay que subir el tipo impositivo del IBI del 0,359 al 0,40 porque así lo exige la Ley. Esto supondrá una subida media del 10,25 % aproximadamente. No hay más verdad que esta que os acabo de contar.
Ahora bien, para entender cómo hemos llegado a esta situación, y como va a ser costumbre en este programa, no se trata sólo de dar una respuesta, sino de analizar por qué hemos llegado aquí y cuál ha sido el comportamiento de los diferentes actores políticos que intervienen.
Antes de meternos en faena deberíamos explicar algunos conceptos legales para entender de qué estamos hablando:
- La Ley de Haciendas Locales, en sus artículos 60 y siguientes regula el Impuesto de Bienes Inmuebles. Eso quiere decir que no son los Ayuntamientos los que regulan este impuesto. Esta Ley está por encima de nuestra Ordenanza Fiscal y dicho reglamento no puede contradecirla en ningún punto.
- En el art. 72 fija el tipo de gravamen mínimo en 0,40 % y un máximo del 1,1 % para los bienes inmuebles urbanos. Los Ayuntamientos podrán, pues, fijar este tipo de gravamen en esa horquilla.
- Por excepción, en los municipios en los que entren en vigor nuevos valores catastrales, resultantes de procedimientos de valoración colectiva de carácter general, los ayuntamientos podrán establecer, durante un período máximo de seis años, tipos de gravamen reducidos, que no podrán ser inferiores al 0,1 por ciento para los bienes inmuebles urbanos.
- Los ayuntamientos que acuerden nuevos tipos de gravamen, por estar incurso el municipio respectivo en procedimientos de valoración colectiva de carácter general, deberán aprobar dichos tipos provisionalmente con anterioridad al inicio de las notificaciones individualizadas de los nuevos valores y, en todo caso, antes del 1 de julio del año inmediatamente anterior a aquel en que deban surtir efecto.
Una vez explicados estos conceptos, nos vamos a remontar al año 2013 gobernando el Partido Popular, cuando se aprobaron las últimas Ordenanzas Fiscales en el Ayuntamiento de Leganés. En el año 2014 acababa el período excepcional que fija la Ley tras la entrada en vigor de nuevos valores catastrales que se revisaron en el año 2008. El tipo impositivo del IBI en 2013 estaba fijado en 0,32 porque aquella valoración se realizó en plena burbuja inmobiliaria y el valor catastral de las viviendas había pegado un salto espectacular.
Como el anterior equipo de Gobierno del PSOE-IUCM había decidido sólo subir los impuestos el IPC interanual y la escalada del incremento de este impuesto la paralizó el Gobierno del Partido Popular en el año 2011 (recordad que en aquella campaña defendió la reducción de impuestos), la subida que se iba a dar era tremenda (de un 0,32 a un 0,40 suponía una subida del 20 %). El Partido Popular acordó realizar una nueva valoración colectiva general de los valores catastrales. La verdad, es que tenían una excusa perfecta para poder realizarla pues la burbuja inmobiliaria ya había explotado y los valores catastrales estaban incluso por encima del precio de mercado de la vivienda.
La bajada del valor catastral de aquella valoración colectiva fue notable y el Partido Popular propuso un nuevo tipo impositivo del 0,38 %. Esta propuesta incrementaba el valor del recibo del IBI en un 5,25 % pero acortaba el recorrido de subidas para los próximos seis años. Aunque el PP en campaña había defendido una reducción de impuestos, la caída de los ingresos municipales (sobre todo las transferencias procedentes tanto de los impuestos Estado como de la Comunidad de Madrid) había reducido significativamente los Presupuestos Municipales. El PP entendió que aquella subida paliaría en cierta medida el déficit que en aquel momento teníamos.
Pero la oposición (PSOE, IUCM y ULEG) no querían ser cómplices de aquella subida de IBI, máxime teniendo seis años por delante para alcanzar el 0,40 %. PSOE e IUCM propusieron un tipo del 0,36 % que mantenía el recibo de media en la misma cuantía. ULEG proponía mantener el 0,32 %, lo que suponía una reducción de ingresos del 12 % (a pesar de lo maltrechas que estaban en aquel momento las arcas municipales). Finalmente se acordó por todos los grupos políticos un incremento del 0,359 %, que es el que actualmente rige. Es cierto que para corregir ese pequeño desvío del 0,001 % respecto del status quo se incrementaron al máximo legal los tipos diferenciados (son los que afectan a grandes empresas o grandes superficies comerciales para entendernos).
Las ordenanzas fiscales fueron aprobadas tras alcanzar este acuerdo (que se produjo a última hora, durante la celebración del Pleno para su aprobación inicial) y no sufrió modificaciones en su aprobación final. Pero este 0,359 % supuso en la práctica una subida del IBI para el barrio de los Derechos Humanos, porque apenas varió su valor catastral en la valoración colectiva; así como para las viviendas de protección oficial, porque a pesar del pinchazo de la burbuja inmobiliaria, el Gobierno del Partido Popular en la Comunidad de Madrid no modificó el precio del módulo de las VPO y, por tanto, mantuvo su valor catastral al mismo nivel que en plena burbuja inmobiliaria.
Para 2015 no hubo consenso para la aprobación de nuevas ordenanzas fiscales y se mantuvo el mismo tipo impositivo.
En mayo de 2015 se produjeron nuevas elecciones generales donde el PSOE ganó después de tres legislaturas sin hacerlo y formó el gobierno más minoritario en la historia de la democracia con 6 concejales, a los que luego se sumó el único concejal de IUCM: 7 de 27 concejales. En el borrador de las ordenanzas fiscales para 2016 existía una propuesta que incrementaba el tipo impositivo al 0,37 % (una subida del 3 %). Pero el alcalde decidió que durante todo el mandato no se iba a producir ninguna subida de impuestos; por lo que el incremento fue retirado del borrador.
En aquel momento, el concejal de Hacienda, que era yo, estaba recorriendo todos los consejos sectoriales para explicar el borrador de los presupuestos municipales y explicaba al movimiento asociativo y al movimiento vecinal la necesidad de incrementar paulatinamente el tipo impositivo del IBI durante los próximos 4 años para alcanzar el mínimo legal de 0,40 %. No sólo tenía razones políticas intentando evitar una brutal subida como la que se va a producir ahora, sino también razones prácticas, puesto que ese dinero (300.000 € el primero año, 600.000 el segundo y 900.000 el tercero) lo consideraba necesario para incrementar el presupuesto en políticas sociales con el objetivo de paliar las necesidades de nuestros vecinos y vecinas más perjudicados por la crisis económica. Pero la decisión ya estaba tomada por el Equipo de Gobierno y así la ejcuté. Hay que tener en cuenta, además, que era muy difícil aprobar unas ordenanzas fiscales o unos presupuestos debido al comportamiento que tenían los partidos en la oposición, no permitiendo que ninguna propuesta general saliera adelante, sólo permitían modificaciones puntuales en las que el Equipo de Gobierno contó con los votos del Partido Popular, de Ciudadanos o de Leganemos.
En honor a la verdad, sólo un partido político propuso públicamente la necesidad de incrementar el IBI: Leganemos; para de esta manera incrementar el gasto social. Su objetivo coincidía con el mío.
Llegamos al último año de legislatura y, tras el acuerdo alcanzado tanto con Leganemos como con Ciudadanos, presentamos un nuevo borrador de ordenanzas fiscales al Pleno que entarían en vigor en el año 2019. El Pleno los rechazó (PP, ULEG y cuatro de los seis concejales no adscritos votaron en contra – 16 votos de 27). En aquella ocasión, ninguno de los grupos políticos, ni aquéllos que pactaron con nosotros, ni los que votaron en contra introdujeron en el debate cualquiera de los dos posibles escenarios que hubieran impedido una subida tan notable del IBI para el año 2020. Y ese era el último momento en el que podría haberse planteado un cambio de escenario, no en el primer año de mandato, puesto que ya no había posibilidad de reacción, debido a los plazos que marca la Ley. Los dos escenarios posibles a los que me refiero eran:
- Proponer una subida del IBI para realizarla en dos tramos (2019 y 2020), como por ejemplo una subida del tipo impositivo al 0,38 %.
- Proponer una nueva valoración colectiva para tener nuevamente un plazo de 6 años en el que efectuar esa subida.
Una nueva valoración colectiva para revisar los valores catastrales, efectivamente, habría facilitado otros 6 años en los que aplicar el tipo por debajo del 0,40. Pero creo que no se hubiese tenido en cuenta el espíritu de la Ley. Esa medida está pensada para cuando la valoración colectiva supone un incremento notable en el valor catastral y de esta manera poder suavizar en seis años su impacto. Ya “torcimos” el espíritu de la ley hace 5 años, en 2014, al aplicarse en una revisión de valores catastrales a la baja. Actualmente la valoración no supondría una diferencia notable de los valores catastrales. No obstante, ese escenario ya no está en nuestro alcance para el 2020. Sí que es cierto que esa nueva valoración se podría solicitar para el IBI del 2021. Eso sí, al ser a instancia nuestra, el coste de esa revisión sería abonado íntegramente por el Ayuntamiento y, en ese caso, debería aparecer reflejado en los próximos Presupuestos Municipales.
Teniendo en cuenta sus comportamientos en el pasado, resulta muy curioso el comportamiento que están teniendo los partidos políticos respecto de la subida del IBI. Todos, salvo VOX, tuvieron la oportunidad de proponerlo en el momento oportuno, ninguno lo hizo. Y ahora tanto PP como ULEG o Podemos se posicionan en contra de la subida, que no es otra cosa que la aplicación de la Ley.
Resulta asimismo muy curioso que el PP quiera hacer en Leganés lo mismo que recrimina a los partidos independentistas en Cataluña. Pero más interesante de analizar resulta el posicionamiento de Unidas Podemos, porque su actual portavoz y candidata a la alcaldía, en los debates que se efectuaron en la campaña electoral, defendió y propuso una subida del IBI: y ahora se posiciona junto con el movimiento vecinal en contra de dicha subida. Si hay algo que los ciudadanos debemos pedir a los partidos políticos es coherencia y no cambiar, como veleta, cuando los vientos pueden venir más favorables.
Curioso también resulta el comportamiento de las asociaciones de vecinos defendiendo la no subida del IBI. Nada han dicho en los últimos cuatro años cuando todo el mundo era consciente que en 2020 el tipo impositivo iba a ser necesariamente de un mínimo del 0,40 %. Y os aseguro que, tal y como he explicado anteriormente, eran conscientes del escenario futuro.
La conclusión a la que llego es que todos los actores políticos presentes en el pasado han errado en sus planteamientos y entre todos nos han llevado a este escenario que nadie quiere. Quizás podemos salvar por coherencia en su discurso a Leganemos. Ahora, algunos de estos actores: PP, ULEG, Unidas Podemos y las asociaciones de vecinos creo que están utilizando esta subida, sin contar toda la verdad, para desgastar al actual equipo de Gobierno del PSOE y Leganemos, con apoyo externo de Ciudadanos.
Según mi parecer, cuando lo que se está haciendo es cumplir la ley no hay motivo de discusión política. Hay que aplicar la ley, aunque no se esté de acuerdo con ella. Ahora ya no hay marcha atrás y lo que debemos valorar es si el comportamiento de algunos no se está haciendo para tapar una dejación de sus funciones en el pasado o, quizás, porque sabiendo que tenían difícil ganar, dejar que la patata caliente se infle cada vez más para que le estalle al próximo gobierno. También debemos valorar si el comportamiento de otros actores ha ido a favor del interés general o no.
Ahora el debate debería ser en qué emplear ese dinero que vamos a recaudar de más. Y eso toca debatirlo junto con el resto del presupuesto municipal.
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