lunes, 15 de julio de 2019

El Ayuntamiento de Leganés "envejece"

El Ayuntamiento de Leganés lleva años arrastrando un grave problema. Durante ocho años, producto de las restricciones que el Gobierno de la Nación impuso, los ayuntamientos han ido poco a poco perdiendo empleados debido a la limitación en el número de plazas a cubrir mediante oferta pública de empleo durante el año. Esto ha provocado que la media de edad de la plantilla cada vez se acerque más a la edad de jubilación. La plantilla envejece y no vienen los relevos.

La reducción de plantilla ha traído consecuencias, como por ejemplo el retraso en la tramitación de expedientes, máxime cuando los que se jubilan son personal técnico cualificado sin que hayan formado a sus “relevos”. En una administración pública, como el Ayuntamiento de Leganés, la “memoria histórica” es muy importante porque el trabajo no es sólo lo que se ve en los expedientes; e igual de importantes son las relaciones horizontales o informales entre las distintas delegaciones o los liderazgos informales. No quiero hacer en este artículo una exhaustiva relación, pero se nos están jubilando o se nos van a jubilar los verdaderos artífices de nuestro modelo de ciudad en Hacienda, Educación, Servicios Sociales,  Mantenimiento, Medio Ambiente, etc.

El diagnóstico actual de la situación no puede ser peor, y es en este mandato donde se debe hacer algo de manera urgente para que la organización no colapse. Hasta ahora, con la legislación como límite, sólo se podían vadear determinadas situaciones parcheando; pero el balón ya no admite más remiendos, una patada más y revienta. Es, por tanto, necesario una planificación a medio/largo plazo pero con actuaciones inmediatas a muy corto plazo.

Antes de acometer tan ingente tarea, la primera reflexión que debería hacer el nuevo Equipo de Gobierno es cuál debe ser el futuro modelo de nuestra Administración local. Si preguntan mi criterio, para hacer más eficiente la administración pública del siglo XXI es necesario invertir la pirámide. Dejando al margen la prestación de servicios (cada vez más externalizados, por cierto) necesitamos más técnicos y personal cualificado y menos auxiliares o personal sin cualificación.

Repito que se trata ya de un problema urgente. Es cierto que los gestores públicos siempre priorizamos el “zapato que nos aprieta”: las políticas finalistas (educación, servicios sociales, mantenimiento, vía pública, mayores…) y abandonamos a su suerte la administración central (recursos humanos, hacienda, contratación, régimen interior, informática…) Si la administración central no funciona como una máquina engrasada será imposible llevar a cabo políticas finalistas y el Ayuntamiento dejará de prestar de manera eficiente sus servicios.

El Ayuntamiento “envejece”. Espero que nuestros gestores den pronto con el elixir de la “juventud” porque necesitamos que nuestra Administración sea ágil y con buena salud.

(Publicado en Leganews, núm. 52)

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